Revisando el archivo de mis primeras fotos, descubro mucho más que fotografías: descubro mis recuerdos de aquellos años.
Recuerdo los momentos pasados en la montaña con mis amigos, cámara en mano.
Recuerdo los olores a romero y a tojo, arrastrados por la brisa ladera abajo, hacia nosotros.
Incluso me parece oír, como si lo tuviese ahora al lado, el líquido rumor del arroyo que se apresura a pasar por el Barranco del Estrecho, entre los pueblos de Cuevas de Cañart y Ladruñán, en la comarca turolense del Maestrazgo.
Recuerdo que, tras las crestas de la montaña, luchaba por asomar el sol que, aunque todavía oculto, ya dejaba patente su fuerza, abrasando sin piedad una despistada nubecilla que había olvidado disolverse aquella mañana…